Simbólico
El simbólico es el universo de significados que le asignamos a la vida. Ese espacio subjetivo de las ideas sobre el que se articulan nuestras experiencias, y acaban adquiriendo un sentido una vez son asimiladas.
Son los esquemas cognitivos, valores y aprendizajes que subyacen a la forma en la que filtramos las sensaciones imaginarias y entendemos nuestras vivencias, atribuyéndoles una explicación.
Evidentemente, éstos están influidos por el ambiente socioeconómico en el que nos vemos inmersos, y sobre el que afloran y acaban asentándose. Sin embargo, esta suerte de zeitgeist no supone una ausencia de singularidad.
El simbólico es específico en cada individuo, y en él se establece esa idiosincrasia que nos hace únicos. Su evolución, asociada al lenguaje, está íntimamente relacionada con los acontecimientos vitales significativos, y se ve afectada por la introspección, la actividad intelectual y la forma subjetiva en la que los gestionamos.
En este sentido, el análisis individual interviene siempre en el ámbito simbólico, estableciendo un espacio seguro en el que explorar los significados que se esconden en la sintomatología. En esa búsqueda, se abordan las exigencias y los antiguos fantasmas que -sin apenas saberlo- suelen guiar nuestra vida, y se encuentran a la base de los aspectos imaginarios y/o superficiales de las situaciones que experimentamos.
Sintetizando, el simbólico nos ayuda a interpretar lo que sucede a nuestro alrededor, y a su vez, influye en su significado. No obstante, las ideas están siempre en constante evolución, y esta última supone a veces un giro inesperado a la hora de entender los eventos vitales a los que nos enfrentamos...
Si volvemos a la escena anterior, encontramos en la gravitación universal la explicación a la manzana que acaba en el suelo, al hablarnos sobre la atracción que se genera entre los objetos (ahí donde el análisis intentará abordar la que sucede entre sujetos).
Sin embargo, es importante señalar que no existe un simbólico absoluto. La relatividad general vino a ampliar lo que ya sabíamos sobre la gravedad, y ahora, la física cuántica -y su principio de incertidumbre- nos invita a fantasear con universos que antes no nos hubiésemos llegado a imaginar.
En última instancia, el simbólico nunca acabaría de explicar lo sucedido, sino que simplemente, nos aporta una descripción sobre ello...
¿Y qué sentido tiene que nos afecte la gravedad? ¿Es posible saber cómo surgió? ¿Qué es lo que determina que las leyes naturales sean exactamente así, y no funcionen de otra forma?
Esa verdad universal que no sabemos si existe, (si lo hiciese) estaría en lo real...
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