La función del síntoma
El sufrimiento es una experiencia inevitable y esencial en la vida del ser humano.
Si nos sentimos angustiados/as, sin esperanza y con un bajo estado de ánimo. Si nos enfrentamos a una sensación intensa de vacío, soledad y ausencia de sentido...
¿Sirve de algo entenderlo como un trastorno de ansiedad y/o una depresión?
¿Simplemente estamos ante una alteración en los niveles de neurotransmisores, la bioquímica y el funcionamiento normal del sistema nervioso?
¿Significa eso que somos enfermos/as mentales?
En un inicio, el síntoma surge como una solución espontánea ante una situación en la que necesitamos adaptarnos. Su función está asociada al bienestar, y nos ayuda a alcanzar el equilibrio y salvarnos de las amenazas del exterior.
Estas respuestas suelen generalizarse y se solidifican en forma de estructura, siendo la base sobre la que nos relacionamos con el universo que gira a nuestro alrededor.
Sin embargo, el ambiente evoluciona... y su verdadera utilidad no siempre se ajusta a la situación actual en la que nos encontramos.
Si no están actualizadas, y si no aprendemos a flexibilizarlas, son ellas las que nos generan sufrimiento.
En este sentido, el síntoma es la vivencia subjetiva de una experiencia inconsciente que nos está superando y no estamos sabiendo elaborar.
Su aparición es la señal inmediata de que hay algo en nuestro interior que necesita ser atendido, y supone la vía de escape de aquello que no está suficientemente bien integrado y necesita salir a la superficie.
Si entendemos el síntoma como un signo de enfermedad,
Siguiendo esa línea,
Si nos enfocamos solamente en los intentos de evitarla y/o asfixiarla,
Intentos de extirparla/evitarla
Es un aviso
Entender la función. En este sentido, sería importante incluso agradecimiento
Elegir vías más saludables/alternativas frente a falta de flexibilidad
Integra, ya no es necesario
Búsqueda de equilibrio: escucharnos y entendernos

La función del síntoma